Hace algunas semanas tuve la suerte de poder asistir a una presentación de ensueño: la campaña audiovisual del perfume Coco Mademoiselle, de Chanel. Con el mágico ambiente de fondo de la casa de un diseñador, un pequeño grupo de periodistas tuvimos la suerte de asistir a un preestreno en toda regla. Y es que la protagonista del día fue Keira Knightley quien, más que interpretar, encarna la imagen de un perfume mítico.
Este aroma desenfadado, irreverente, libre y rompedor encarna en un frasquito toda la historia de Coco Chanel, quien se enfrentó a las convenciones de una época encorsetada e impuso una auténtica revolución en la moda vistiendo a las damas de la alta sociedad de negro, empleando las rayas marineras y condenando a la hoguera todos aquellos accesorios superfluos que impedían que las mujeres se movieran libremente.
Y como toda una Coco Mademoiselle, Keira Knightley revela su lado más seductor, fusionando su lado femenino con el poder de sus facciones marcadas y algo masculinas. Con un impecable look -made in Chanel, bien sûr!-, Keira escenifica el torbellino de sensaciones que desata el mítico aroma de Chanel concebido en 1984.
Joe Wright, artífice del film, dirige a una espectacular Keira por las calles de París bajo los acordes de "This is a man´s world". Una trepidante carrera a bordo de una magnífica Ducati blanca conduce a la protagonista (espectacular con un mono diseñado por Karl Lagerfeld para la ocasión) hacia un estudio fotográfico con unas magníficas escaleras que nos recuerdan a las de la mítica Maison. ¿Y quién la espera? Ni más ni menos que el guapísimo Alberto Ammann, quien interpreta el papel de fotógrafo fascinado por Coco Mademoiselle.
La espectacular campaña combina romance, seducción, hechizo, fascinación, fuerza, feminidad, sensualidad, rebeldía y ganas de vivir. Además, el gran Mario Testino ha sido el encargado de plasmar gráficamente todas estas sensaciones sin poder cambiar la escenografía existente. ¡Todo un reto!
Hay una curiosidad que me ha llamado poderosamente la atención: las Ducati empleadas para el rodaje son originales de los años 70, y los productores se encontraron con la limitación de no poder modificarlas al tratarse de piezas de coleccionismo. ¿Y qué hicieron para conseguir una moto beige, acorde con el mensaje que querían transmitir? Crear réplicas de las piezas de la carrocería, desmontar las motos, utilizarlas durante el rodaje y volver a montar la carrocería original antes de devolverlas. Un esfuerzo que, a la vista queda, está a la altura de la calidad y la plasticidad de esta campaña publicitaria.
¿Y cuál es la novedad en este perfume? Más de dos décadas después de ser concebido, Jacques Polge ha querido reinventar la fragancia Coco Mademoiselle. Para ello se ha reemplazado el pachulí por una versión fraccionada especialmente elaborada para Chanel. Además, se ha añadido un toque de vetiveria y absolutos de rosa y el jazmín, que se conjugan con las flores antiguamente presentes. Y se ha reducido la presencia de la vainilla para dar un protagonismo absoluto a las notas cítricas, realzadas con almizcle. La fragancia, más fresca que nunca, deja un allure de toda una Mademoiselle al más puro estilo Coco: joven, vibrante, dinámica e inconformista. He de confesar que este perfume me resulta especialmente agradable porque tiene exactamente mi misma edad, y desde hace unos años -y sin saberlo- me enamoré de él.
¡Esperamos que la disfrutes!