Siempre me pasa lo mismo. Con la llegada del verano, mi piel (normalmente sensible) se rebela en mi contra y no hay nada que la hidrate de forma duradera. Las cremas que de tantos apuros me sacan durante el año parecen volverse perezosas, y mi piel las absorbe en dos minutos. ¿El resultado? Tirantez constante.
Y como estoy un poco cansada de cargar con la latita de Nivea a todas partes (más que nada porque en verano tiendo a llevar microbolsos con lo esencial y un libro en la mano), quiero compartir con vosotras un gran descubrimiento: el Aceite Maravilloso de Álvarez Gómez, que hidrata rostro, cuerpo y cabello en un único gesto.